La creatividad es la capacidad humana para generar nuevas ideas, pero la mayor parte de ella son inútiles o irrelevantes, no porque nuestra capacidad para generarlas lo sea, sino porque no comprendemos el proceso para articularlas y obtener resultado de ellas.
En mi opinión, existe una concepción errónea sobre la creatividad y la innovación dentro de las organizaciones. En muchas ocasiones hemos trabajado en empresas cuyos responsables consideraban la creatividad y la innovación como “un juego” al que les permitían jugar, atribuyéndolo su impacto positivo sobre la motivación del equipo o al team building. Es indudable la parte lúdica de la creatividad, la excitación de crear y la tremenda recompensa y motivación que produce, pero más que un juego, el desarrollo de la creatividad es un entrenamiento personal e intelectual al más alto nivel. Esta concepción no es más que la declaración de la incapacidad de algunos líderes para introducir la mayor ventaja competitiva que hay en cualquier mercado, la creatividad, como valor fundamental de sus organizaciones y conseguir resultados de manera sostenible.
Desarrollar la creatividad es un esfuerzo intencionado y continuo hacia el dominio de 5 procesos fundamentales que, en nuestra opinión son:
Observar para comprender.
Cuanto mejor sea nuestra comprensión de los problemas mayor será el impacto de las soluciones. Los problemas no son eventos aislados que suceden en un entorno controlado, sino que son fruto de la interdependencia entre las personas, los procesos, la información, etc. Necesitamos desarrollar una comprensión holística de nosotros y de nuestro entorno, que nos permita comprender dicha interdependencia, su retroalimentación y sus consecuencias a corto y largo plazo.
Cuestionar los límites
Nuestros límites los imponen nuestros modelos mentales, la forma que tenemos de simplificar la complejidad de nuestro día a día para hacerla manejable. Para poder superar nuestros límites, necesitamos desarrollar una forma eficaz de revisar y actualizar nuestros modelos mentales y las asunciones en los que éstos se basan. Pensar fuera de la caja es el mantra cuando queremos empujar a las personas a romper los límites de lo obvio, pero más que pensar fuera de la caja, debemos pensar en la caja misma, para darnos cuenta de que, probablemente, ni exista.
Aumentar tus competencias
No hay progreso sin conocimiento. Me atrevería a decir que esto ocurre en todos los ámbitos de la vida, y la creatividad no es ajena a ello. La cantidad y calidad de las ideas que pueden ser creadas depende de nuestro conocimiento sobre aquello que queremos crear. Hoy, la cantidad de información a la que estamos expuestos nos hace ser conscientes de las cosas que no sabemos, pero sigue habiendo muchas que ni siquiera sabemos que no sabemos. Si no somos conscientes de que no sabemos algo, es difícil crear nuevas ideas o conceptos sobre ello. Es imperativo aprender, aumentar nuestro conocimiento para que la creatividad no sea banal y superficial.
Reforzar tu dominio personal
Csikszentmihaly definió como “Flow” o fluir, a aquel estado donde nuestras habilidades o competencias se adecuaban al reto al que nos enfrentábamos. Peter Drucker propuso “construir sobre las fortalezas” de uno mismo y Russell Ackoff habló del “desarrollo”, de ser capaz de hacer más con menos recursos. Éstas son visiones complementarias de nuestra capacidad para desarrollar nuestro dominio personal y llevar nuestro desempeño al más alto nivel. El dominio personal implica comprometerse con los objetivos de forma honesta para prevenir la erosión de los mismos si nuestras capacidades no consiguen alcanzarlos.
Juega con disciplina
Practica, practica y practica hasta que conviertas la generación de ideas en un acto reflejo. El juego es la puesta en marcha de los cuatro pasos anteriores. Cuanto más los uses, mayor capacidad para generar ideas y mayor profundidad e impacto tendrán éstas.
No existen reglas sobre cómo desarrollar la creatividad. No hay temario, estructura o evaluaciones finales, la única forma que tenemos de saber si vamos por el camino correcto es a través de los resultados de nuestras ideas, si éstas aportan verdadero valor a nosotros mismos, nuestras organizaciones y a la sociedad. La creatividad es el motor del cambio, y sólo ella nos permitirá seguir interactuando y evolucionando con él.